Por desgracia, en este país hay miles (millones) de personas hartas de vacaciones forzosas, todas las que están desempleadas porque perdieron su trabajo o no lo encuentran. Empacho de holganza deberían también acusar los señores diputados de los distintos parlamentos que acaban de reincorporarse a sus escaños tras un prolongado asueto navideño, que a todos los demás nos suena ya tan lejano. No podemos estar de acuerdo con quienes dicen que "para lo que hacen…, da igual". O que "mejor así quietecitos…". No, sus señorías cobran lo suficiente (50.000 euros por lo bajo más complementos, uno autonómico) como para, por lo menos, proyectar la sensación de que fueron elegidos para algo más que lucir el cargo. Hay algunos que, en efecto, sólo perciben el salario por ocupar el escaño durante toda la legislatura, pero todavía es peor que permanezca vacío durante cincuenta días por mor de una vacancia que irrita al ciudadano. Ya sé que es una minucia comparado con otros privilegios, pero aun así es una burla.
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1 comentario:
Se me ocurre que podrían convertirlo en un trabajo fijo discontinuo: fijo por una legislatura, y discontinuo como la asistencia de sus señorías al trabajo.
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