NADA mejor que leerse 'La Timoteca Nacional', de Enrique Rubio, uno de los mejores cronistas de sucesos de todos los tiempos, para ver que estamos rodeados de pícaros, necios, bribones, ingenuos, pillos, bobos, truhanes…(¿qué harían los unos sin los otros?); de trucos, fraudes y engaños con que los pícaros viven a costa de los bobos. Un juez, entiendo que con buen criterio, absuelve a una banda magrebí por estafa de 200.000 euros a un empresario que se creyó un negocio para transformar papeles normales en billetes de 200 euros. "Ni la persona más ingenua hubiera creído algo tan surrealista", argumenta el magistrado. Pero creo que la sentencia está incompleta: la presunta víctima es, en este caso, merecedor de un escarmiento, y si puede ser con agravante por tontorrón, siendo como era su intención la de falsificar billetes. Lo mismo se merecen la mayoría de los que pican con otros gatazos, convencidos de que engañan al timador en beneficio propio. O si no ¿cómo puede acabarse con tanto panoli?
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Hace 56 minutos
1 comentario:
La picaresca española es tan antigua como el Lazarillo de Tormes, Guzmán de Alfareche, Rinconete y Cortadillo...
En el caso que recuerdas es la avaricia la que hizo de compinche.
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