Dando por sentado que es un ejercicio plenamente democrático, legitimado por ley, no por ello algunos de los pactos municipales que se cocinan en estos días dejan de rezumar un cierto resquemor y bastante suspicacia. La percepción es de que predominan intereses personales y conveniencias partidistas sobre otras de carácter general que demanda el ciudadano. Con tal de mantener el poder para alcanzar o conservar logros particulares, lo que sea. No es lo peor. Expresado también el respeto que se merecen las minorías, habrá gobiernos regidos por criterios e intereses de quienes obtuvieron menos votos, porque los apoyos se cotizan así de caros. Y quienes ostentan las mayorías insuficientes para poder gobernar, se someten a los chantajes que sean necesarios con tal de conservar su parcela de poder, aunque sólo sea mutilada y aparente. De lo contrario saben muy bien lo que les aguarda. Todo ello no deja de ser fraudulento por muy legítimas que sean los manejos y estratagemas, sostenidas por una desfasada ley electoral necesitada de retoques por no coincidir con los deseos del pueblo soberano.
Swiatek, campeona de Wimbledon en una de las peores finales de la historia:
doble 6-0 ante una Anisimova hundida
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La polaca, especialista en tierra batida, sancionada por dopaje en el
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Hace 31 minutos
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