Conviene no generalizar, pero algún que otro político queda con síntomas de sensatez y cordura. Felipe González, con todos sus defectos, fue siempre de los más equilibrados y lo sigue siendo. Por eso plantea que se supriman de una vez las diputaciones y se creen agrupaciones de municipios. Son más de ocho mil "y el país -afirmó- no da para eso". No es el único que clama por la reforma municipal y por la supresión de los órganos provinciales, pero más de uno enmudeció nada más alcanzado el gustirlín de apoltronarse en la institución que no creía necesaria. Sigue no siéndolo. ¿Qué sentido político y social tienen las diputaciones? Político, ninguno; si el dinero que cuestan se repartiese entre los municipios, no precisarían de ninguna tutela, y si la necesitasen, para eso están (o debe) otros poderes autonómicos. ¿Social? Menos. ¿O lo tiene derrochar fondos en gozosas giras, en espectáculos lúdicos, en vez de gastarlos, por ejemplo, en dar comida a necesitados, que es lo que, por ejemplo, hace Cáritas? Entonces, ¿sirven para algo más que para fines acomodaticios? Pero seguirán, porque sirven de refugio para los que no encuentran acomodo en otras instituciones.
AMANECE
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Amanece. La luz se despereza
titubeante y con la tibieza de la duda,
con la timidez de haber olvidado
el itinerario del día anterior.
Por entre los...
Hace 33 minutos
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