El bajo nivel de las aguas de la cola del embalse, en Portomarín, se aprecia por la aparición del puente antiguo sobre el Miño |
Restos del viejo pueblo de Portomarín, anegado en 1962 |
Cauce actual del río Miño, con el viejo Portomarín al deescubierto |
(Recogido del Ministerio de Medio Ambiente)
España es un país especialmente afectado por el fenómeno de la sequía, pues durante el período 1880-2000 más de la mitad de los años se han calificado como de secos o muy secos. En la década de los 80 siete años se han considerado secos o muy secos y en la de los 90 cinco años han merecido el mismo calificativo.
Cauce totalmente seco del Rato, riachuelo que discurre por Lugo ciudad |
RECURRENCIA Y EFECTOS DE LAS SEQUÍAS
La sequía puede convertirse en un desastre natural cuando no existe capacidad de gestión de los recursos hídricos, por lo que sus efectos en el tercer mundo son mayores en la actualidad que hace 30 años, puesto que la Tierra está mucho más poblada y en consecuencia es más vulnerable en los países subdesarrollados o en vías de desarrollo.
La Organización Meteorológica Mundial ha estimado que desde 1967, 2800 millones de personas han sufrido las consecuencias de los desastres meteorológicos, habiendo estado la mitad de ellas afectadas por las sequías.
Entre 1967 y 1991 las sequías causaron la muerte de 1,3 millones de personas de forma directa o indirecta en todo el mundo. En la década de los 90 la sequía ha afectado grandes áreas de Europa, África, Australia y América (Norte, Centro y Sur).
En 1988 la sequía causó perdidas por valor de 40.000 millones de dólares en la economía EE UU. En el periodo 1991-1992 la producción agrícola en el Sur y en el Este de África fue la menor de todo el siglo y 24 millones de personas se vieron afectadas.
España es un país especialmente afectado por el fenómeno de la sequía, pues durante el período 1880-2000 más de la mitad de los años se han calificado como de secos o muy secos. En la década de los 80 siete años se han considerado secos o muy secos y en la de los 90 cinco años han merecido el mismo calificativo. Según las organizaciones agrarias las pérdidas ocasionadas por la sequía en el sector fueron superiores a 9000 millones de euros para el período 92-95.
Las sequías afectan a todas las regiones de España, aunque son aquellos territorios en los que las precipitaciones anuales no superan los 600 mm los que sufren en mayor medida sus consecuencias:
Episodios de sequía en España durante los siglos XIX y XX (hasta 1996).
Años secos
Siglo XIX :1836, 1853, 1882 1800-1808,
1820-1830, 1840-50, 1861-1880
Siglo XX: 1907, 1950, 1952, 1955, 1961,
1909-14, 1938-39, 1944-45, 1963-64,
1966, 1970, 1973, 1998
1978-84, 1992-96
Según el Libro Blanco del Agua ( LBA) las sequías más graves del
período 1940/41 a 1995/96 se concentran en tres periodos: la de octubre de 1941 a septiembre de 1945, la de octubre de 1979 a septiembre 1983 y la de octubre de 1990 a septiembre de 1995, siendo esta última, con diferencia, la más aguda en intensidad.
Estas tres sequías fueron muy generalizadas, afectando a la mayor parte del territorio español y dando lugar, en cuencas como el Guadiana, el Guadalquivir o el Sur, a porcentajes de disminución de la precipitación entre el 23 y el 30%.
Durante la última sequía se produjeron reducciones muy importantes, superiores al 40%, en la escorrentía generada en la mayor parte del territorio español. Estas reducciones supusieron más de un 70% de la aportación media interanual de las cuencas del Guadiana y Guadalquivir.
Las del Sur y Tajo tuvieron una disminución del 60% y 50%, respectivamente, mientras que las cuencas del Duero, Segura, Norte I y Ebro sufrieron disminuciones comprendidas entre un 20% y un 40%. En el resto de cuencas la variación fue pequeña, y sólo en las Cuencas Internas de Cataluña se produjo un aumento respecto a la media (del orden del 15%), por lo que allí no se presentó una sequía, sino un periodo húmedo.
Así pues, la sequía suele caracterizarse en términos de precipitación o de aportación fluvial en determinados periodos de tiempo, o en función de las reservas almacenadas en embalses. También caben caracterizaciones no estrictamente hidrológicas, tales como la sequía agronómica (falta de recursos para abastecer este tipo demandas), sociológica (percepción social de falta de agua difundida por los medios de comunicación) o económica.
La causa inicial de toda sequía es la escasez de precipitaciones (sequía meteorológica) lo que deriva en una insuficiencia de recursos hídricos (sequía hidrológica) necesarios para abastecer la demanda existente. Por ello, no hay una definición de sequía universalmente aceptada, pues difiere de un lugar a otro, e incluso cada usuario del agua tiene su propia concepción. La literatura científica contempla más de 150 definiciones diferentes.
En la Península Ibérica carecen de utilidad definiciones como la propuesta por la British Rainfall Organization para países del ámbito anglosajón que en 1936 define la sequía como la secuencia de 15 días consecutivos sin precipitaciones o inferiores a 0,25 mm, ya que esto no deja de ser un rasgo propio y cotidiano de nuestro verano y por tanto algo ordinario en nuestro clima.
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