No debiera ser y
es. El partido gobernante suele controlar todos los poderes, y el mediático no
es excepción. Lo que hace hoy el PP lo hizo hasta ayer el PSOE (¿de qué se
queja ahora?) y seguirá la tendencia
mientras primen intereses partidistas sobre cualquier sensatez. Por eso
no sorprenden los cambios de la radio y televisión públicas. Era esperado el
relevo al frente de sus respectivos programas en Radio Nacional de Juan Ramón
Lucas y Tony Garrido, que nunca ocultaron su servilismo hacia quienes les
encomendaron el cometido y eso acostumbra a pagarse. Pero sí asombra que en el
paquete se incluya a Pepa Fernández, que desde hace, creo, trece años dirigía
'No es un día cualquiera' los fines de semana, con gran acierto, sin
estridencias, con secciones interesantes por su variedad y contenido. Un
espacio de entretenimiento, quizá el mejor de la parrilla de la radio española,
muy aséptico y nada tendencioso, al revés de lo que se lleva. Y sin embargo fue
defenestrada. Se darán probablemente razones y motivos, difíciles de
justificar.
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