Galicia: empezó la quiebra municipal

La fragmentación territorial de Galicia es más que evidente

Como bien apunta el viejo refrán, comer y rascar, todo es empezar. El municipio ourensán de Os Blancos fue el primero gallego en declararse en quiebra total y pedir el rescate, pero su situación no es única y ya verán como el efecto dominó no se detiene. Lo que podría parecer un juego de palabras no hace más que reflejar una realidad: está sin blanca. Y más que lamentarlo, cabe preguntar por qué se toleró un endeudamiento de casi tres millones y medio de euros antes de que se fundiesen los plomos. ¿Por qué el Consello de Contas y todos cuantos tenían y tienen el deber de fiscalizar la gestión económica de los ayuntamientos no intervinieron antes del estallido? La impresión es que, además, la mayoría de los políticos con capacidad de gestión en los concellos son unos insensatos. ¿O no sabían que la quiebra surge cuando se gasta más (mucho más) de lo que se ingresa?

El gran problema de Galicia, con mayor incidencia que en cualquier otra autonomía, es su insostenible fragmentación territorial en cuanto a municipios. Su superficie de 29.430 kilómetros cuadrados está desmenuzada en 315 municipios, de los que 94 corresponden a A Coruña ( 7.950 kilómetros cuadrados), 67 a Lugo (9.856 kilómetros cuadrados), 92 a Ourense (7.273) y 62 a Pontevedra, con 4.495 kilómetros cuadrados. Se observa que Ourense es la más descompuesta, pero cualquiera de ellas no puede permitirse el lujo de seguir con esta distribución, porque un alto porcentaje de ayuntamientos carecen de ingresos para pagar, incluso, el sueldo de los funcionarios. Por eso se hace imprescindible agrupar servicios y fusionar demarcaciones municipales, pero intereses partidistas (tercermundistas) lo hacen muy difícil o inviable.