No debe ser verdad que el libro esté herido de muerte. O al menos eso cabe interpretar al ver hoy como los puestos callejeros de exposición y venta, con motivo del Día del libro, registraron la frecuencia de visitantes de otras ediciones, sino más, lo que es muy sintomático pese a la crisis. Otros medios de lectura, a través de internet o mediante el libro electrónico, no son más que alternativas que no se interfieren en el libro de siempre, pese a que muchos lectores, sobre todo los potenciales, siguen considerándolo caro. Y no lo es en todos los casos.
Uno de los motivos por el que mucha gente ha tenido acceso y sigue teniéndola a la lectura se debe al libro de bolsillo, ediciones con precios mucho más reducidos que las de lujo.Por ello conviene hoy recordar que la entrada en el mercado editorial de los primeros libros de bolsillo, los Penguin Books ingleses tuvo lugar el 30 de julio de 1935, de lo que hace casi 75 años, y supuso el inicio de la puesta a disposición del público masivo de las obras clásicas y modernas más importantes del momento, contribuyendo, ya digo, a la democratización de la lectura.
El lanzamiento de la primera colección fue todo un éxito: tres millones de libros vendidos en el primer año de vida del nuevo sello editorial. A la vista de los resultados, en 1939 el libro de bolsillo entra en el mercado estadounidense con el lanzamiento de Pocket Books. Y tras laSegunda Guerra mundial surgían nuevas colecciones en países europeos como Francia y España.
Según lo describe Rosa Melendo, “uno de los pilares básicos del libro de bolsillo es ser más accesible, económicamente hablando; sin embargo, se trata de algo más que lectura a buen precio. Por otro lado, en el pequeño libro de bolsillo cabe de todo, o casi de todo; se le resisten, lógicamente, las obras muy ilustradas. Podría hablarse, entonces, de libros baratos, pequeños y sobre cualquier tema”.
Según lo describe Rosa Melendo, “uno de los pilares básicos del libro de bolsillo es ser más accesible, económicamente hablando; sin embargo, se trata de algo más que lectura a buen precio. Por otro lado, en el pequeño libro de bolsillo cabe de todo, o casi de todo; se le resisten, lógicamente, las obras muy ilustradas. Podría hablarse, entonces, de libros baratos, pequeños y sobre cualquier tema”.
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