ESTÁ claro. Los ciudadanos quieren que se sepa todo de los políticos y los políticos prefieren que no se sepa todo de ellos. El mismo Obama calificó de “deplorables” las filtraciones de Wikileaks justo cuando más arrecian las peticiones de liberación para Julian Assange, retenido en Inglaterra por supuestos acosos sexuales en Suecia. También es casualidad que coincida en el tiempo, tanto que hace pensar mal. Van a por él como sea, pero puede volvérseles en su contra. Es echar leña al fuego. Los políticos tienen, claro, derecho a la intimidad, pero de sus cosas íntimas y personales. Si son cuestiones relacionadas con su cargo, que se atengan a las consecuencias y a la libertad de información, y si quieren evitar escándalos tienen el remedio a mano: comportarse siempre como cuando tienen un micrófono abierto, sabiendo que lo está. Por eso que esta escandalera debería servir, sobre todo, para que sepan que alguien, en cualquier momento, puede estar al tanto, subrepticiamente, de sus más oscuros tejemanejes.
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Hace 1 hora
1 comentario:
Es posible que el problema que tenemos los gobernados sea la abundante información, pero ya es hora de que padezcan ellos las consecuencias de los manejos a los que nos someten y que quede al descubierto la hipocresía de tanto fariseismo de los salvadores de la patria. ¡Que cada palo aguante su vela! ¡No la hagas; no la temas!
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