UNO DE los síntomas que mejor evidencian inmadurez democrática es que todavía, pese al tiempo transcurrido, se impone la tozudez partidista a lo que de verdad demanda la mayor parte de la ciudadanía. Si unos dicen blanco, otros apuestan por lo negro, sea o no lo que más conviene. Es el caso de la oposición en el Parlamente gallego del BNG y PSdeG a la ley que prohibirá el consumo de alcohol a menores de 18 años, por considerarla “inútil” y “sancionadora”. Será lo primero, claro, si no se aplica; en cuanto a lo segundo, es uno de sus principios: sancionar a quienes la incumplan, aunque sea, como ya indicó Xunta, la última opción. ¿Cómo es posible oponerse a algo tan vital? ¿Puede haber alguien en contra? Sí: los que ven mermar sus ganancias con ello. Y lo está también la oposición por rechazo sistemático y trasnochado. ¿Han pensado lo que significaría la libertad de consumo para los menores que no controlen o no tengan quien controle sus impulsos etílicos? Parece que no; de lo contrario lo meditarían.
La era de la desinformación
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*Hasta la llegada del boom de la tecnología, únicamente había una verdad:
la publicada en los grandes medios de comunicación*
Los calificativos “duro y b...
Hace 1 hora
1 comentario:
Estoy contigo. Y estoy radicalmente en contra de tanto pesebrismo que conduce a poner la zancadilla al contrario, por razonable que sea lo que propone. No me refiero a este caso, pues me queda muy lejos de mi demarcación, sino en general a la oposición negativa y sin sentido que se hacen unos a otros sin importarles el bien que ello pueda reportar a los gobernados. Parece como si lo que importara es quítate tú para ponerme yo. ¡Demencial!
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