Memeces e integrismos inaceptables

Esta es una de las veces que hay que pellizcarse para saber si uno está despierto o soñando. Ya estarán al tanto de la noticia que refiere que un profesor de secundaria del Instituto Menéndez Tolosa de La Línea de la Concepción, en Cádiz, fue denunciado por la familia de un alumno, de confesión musulmana, al considerar que una mención al jamón durante una clase era una ofensa a su credo.
Según refiere la noticia, el profesor, del área de Geografía, comentó durante una clase sobre los distintos climas de España que el frío propio de la localidad de Trévelez (Granada) favorecía la curación del jamón. El alumno de confesión musulmana interrumpió la clase en ese momento para argumentar que esa mención a un producto porcino ofendía a su religión. El profesor le respondió que sólo se trataba de un ejemplo y que no tomaba en consideración la religión de sus alumnos a la hora de dar clase de geografía, informa Diario de Cádiz.
El menor informó a su familia del suceso. Tras hablar con el jefe de estudios del centro, interpusieron una denuncia ante la Policía, que el viernes tomó declaración al docente, como ya había hecho con el menor.
El profesor, que suma dos décadas de experiencia docente y sigue ejerciendo su profesión, ha sido acusado de haber cometido un delito de maltrato de obra con motivaciones xenófobas. El Artículo 525 del Código Penal contempla penas de multa para quienes ofendan “los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa”.
¿Creen que la policía y los jueces pueden dedicar su tiempo a memeces de este calibre? Y lo digo con todo el respeto que me merecen los musulmanes y su religión, que debe ser respetada igual que cualquier otra, pero de eso a llegar a extremos inaceptables, como el que nos ocupa, hay un trecho, que en cualquier caso debería desembocar en que se investigue a esa familia por si está alimentando un integrismo peligroso.
¿Pasaría lo mismo, que no pasa, de ser a la inversa, en un país musulmán? No, porque lo primero que le exigen es que se integre en sus costumbres, y no le permiten dar la vara con tonterías.