Otra lucecita

HAN DE perdonarme por ser reiterativo. Se lo ruego. Pero es que cada vez que se le enciende la lucecita a Miguel Sebastián es para echarse a temblar. Ignoro si todavía en las oficinas de correos siguen amontonadas las bombillitas de bajo consumo que nos regaló con dinero nuestro, tal fue el éxito de la promoción. Y ahora surge otro chispazo, el de los coches eléctricos, como si todos estuviésemos ansiosos de prescindir de los vehículos de siempre; nadie lo demanda y quiere fabricarlos aquí con la apariencia de un negocio muy rentable contra el paro, aunque ello conlleve un gasto inicial de seiscientos millones de pesetas. Claro, como sobra el dinero, excepto para quienes necesitan ayuda, el Gobierno se entretiene en promover experimentos. ¿Qué sale mal? No pasa nada, porque nadie va a pedir responsabilidades. Si en la presentación no se admitieron preguntas, debe ser que ni ellos mismos creen lo que están defendiendo. Como maniobra de distracción no está mal.

(El Progreso, 12/4/10)