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viernes, 7 de mayo de 2010

La curva de la felicidad ya no es cervecera

Todos hemos observado como alimentos que ayer eran perjudiciales para salud, hoy son muy recomendados para conservarla, como es el caso de los aceites, del mismo vino, pescados, etc. También la cerveza tiene mala prensa porque se le atribuye más que a ninguna otra bebida la curva de la felicidad, la barriga cervecera para entendernos.
Bueno, pues parece que tampoco es cierto.
Lo acaba de decir en Lugo, en una conferencia, la dietista y antropóloga Mercé Vidal, quien exime de culpa a la cerveza y lo atribuye a una alimentación desequilibrada, falta de ejercicio o problemas genéticos. “Si la cerveza, dijo, ha sido parte importante de la dieta de diferentes civilizaciones, mala no puede ser”. Ya los sumerios la utilizaron como alternativa al agua no higienizada, los griegos la tuvieron como remedio para dolores estomacales y los egipcios, para conservar el frescor de la piel. Vidal recomienda tomar una o dos cañas al día.
Conviene recordar que, históricamente, la cerveza fue desarrollada por los antiguos pueblos elamitas, egipcios y sumerios. Las evidencias más antiguas de la producción de cerveza datan de alrededor de 3500 a. C. fueron halladas en Godin Tepe, en el antiguo Elam (en el actual Irán). Algunos la ubican conjuntamente con la aparición del pan entre 10.000 a. C. y 6.000 a. C. ya que tiene una parecida preparación agregando más o menos agua. Parece ser que las cervezas primitivas eran más densas que las actuales.
Según la receta más antigua conocida, el Papiro de Zósimo de Panópolis (siglo III), los egipcios elaboraban la cerveza a partir de panes de cebada poco cocidos que dejaban fermentar en agua. Antiguamente en Oriente se usaba arroz y también bambú.
Los celtas conocían la elaboración de la cerveza y llevaron consigo este conocimiento cuando se extendieron por la península Ibérica, donde su uso y su elaboración se desarrolló muy pronto.
La cerveza empezó a recuperar su presencia social en España a partir del reinado del emperador Carlos I, que trajo consigo maestros cerveceros de Alemania. Pero por aquel entonces, la cerveza era aún un producto de temporada y queda por primera vez registrada en España entre las pertenencias del emperador a la muerte de éste en Yuste por su secretario Martín de Gaztelu.
No se sabía conservar y con el calor perdía toda su fuerza. Hubo que esperar hasta la Revolución Industrial, en el siglo XIX, época en que se descubrió el frío con métodos de conservación, para poder disfrutar de la cerveza durante todo el año. Por eso, no se puede hablar de una verdadera industria cervecera hasta el siglo XIX, cuando empiezan a aparecer pequeñas fábricas artesanales. La primera gran fábrica de cerveza en España fue abierta en 1864 por el alsaciano Louis Moritz en Barcelona.
En España el consumo medio por habitante es de 52 litros al año.

Fuente: Wikipedia

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