Un placer, amigos

Es un honor para mi el que visites mi página y espero que descubras algo que pueda interesarte. Además de reproducir los breves artículos de opinión que en días alternos publico en el diario El Progreso de Lugo, sobre variados temas del día a día, también procuro insertar pinceladas de actualidad, de contenido histórico (no al uso) o costumbrista para hacer más amenos los textos, viajes..., aparte de incluir algunos enlaces que pueden ser útiles en determinados momentos. También os invito a seguirme. Un saludo cordial desde la romana y amurallada ciudad de Lugo, la Lucus Augusti, en España.

domingo, 2 de mayo de 2010

Crimen monstruoso: despellejado vivo por sacamantecas


Lo que para la gran mayoría es una leyenda urbana más, lo cierto es que el sacamantecas (sacaúntos, como se prefiere en gallego) es una figura que tiene antecedentes reales documentados. Sí es verdad que ahora es sólo un viejo mito, pero durante décadas, terribles historias aterrorizaron a los niños y no tan niños de toda España.
Una de las más espeluznantes la recoge el escritor Antonio Reigosa en su Galicia Encantada, enciclopedia de la fantasía popular de Galicia,  y que reprodujo hoy en el diario El Progreso de Lugo.
Ocurrió el 10 de mayo de 1911, a punto de cumplirse 99 años, en el lugar de Legua Dereita (tramo recto de una legua), en la parroquia de Nete (Vilalba-Lugo), donde un hombre fue despellejado vivo para intentar curar un cáncer de piel que sufría una mujer en Humanes (Madrid), después de ser desahuciada por los médicos y siguiendo la recomendación de un curandero, quien indicó que el único remedio era poner sobre la parte enferma el pellejo de la cara de un hombre desbarbado, siempre y cuando la piel fuese arrancada en vivo.
El esposo de la enferma contactó con la cuadrilla de segadores que cada año trabajaba en su hacienda, naturales de un pueblo inmediato a Nete, y un tal Bautista, mayoral de la cuadrilla, sospechoso ya de otro crimen anterior y enemigo de la víctima, abordó a Cabarcos, que así se llamaba, en unión de tres compinches, pues reunía las condiciones de barbilampiño. Cabarcos, cuya vivienda aún se conserva (véase la foto)  era un hombre muy fuerte y opuso seria resistencia mientras lo despellejaban, pero sólo le dieron opción a gritar y lamentarse. Para silenciarlo le dispararon dos tiros de escopeta por la espalda, cuando ya tenían la piel del rostro extraída.
Lo curioso es que el encargó tardó dos meses en llegar a Madrid, envuelto en cueros de jamón para impedir que se secase, cuando la enferma ya no lo necesitaba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Q historia muy macabra...

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