EN UN PAIS donde nadie devuelve lo afanado se supone que es inútil pedir que se altere la norma, pero aun siendo una ingenuidad exigirlo, la SGAE está en deuda con la sociedad española y debe devolver esos cien millones de euros que, dicen, ingresó indebidamente por el canon digital, una vez que se pronunció el Tribunal de Justicia de la Unión Europea considerando que es “abusivo y discriminatorio” porque “no se adapta a la legislación comunitaria”. Es lamentable que hubiese que esperar a que tan alta instancia determinase que sólo deben pagarlo quienes adquieren los soportes para su utilización en fines protegidos por la ley de propiedad intelectual; únicamente se entiende desde la perspectiva que engloba los abusos del sindicato de la ceja, bendecidos por el Gobierno para recompensar favores. Y si la SGAE apremia para cobrar sus derechos, ha de ser igual de diligente para reintegrar lo que no es suyo. Lo contrario tiene nombre y deberían resolverlo los tribunales de Justicia.
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