La idea surgió en 1974, tras la crisis del petróleo, y se convirtió en directiva europea en 1981, renovada cada cuatro años. Dos décadas después, parece que más por inercia que por efectividad, se sigue haciendo. Hay expertos, médicos y ecologistas que ven más matices negativos que positivos.
Sin embargo, la novena directiva europea, que hacía permanente el cambio de horario, decía estar avalada por un estudio encargado por la Comisión europea y el Parlamento en 1999 ,que demostraba su valor, no sólo sobre el ahorro, sino sobre otros sectores como el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo, los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio.
En España, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) calcula que el cambio de horario representa un ahorro del 5% del gasto en iluminación, es decir, unos 300 millones de euros. De esa cantidad, 90 millones corresponden a los hogares, unos 6 euros por vivienda.
No hay estudios concretos sobre la utilidad de la medida en toda Europa, sólo datos parciales. Por ejemplo la Agencia francesa de Medio Ambiente calcula que con el cambio de hora se evita la emisión de 44.000 toneladas de CO2 en el país. Al contrario, el británico Instituto de Estudios Políticos ha elaborado un informe que supuestamente demuestra las ventajas para Escocia de tener un horario estable similar al vigente en Europa Central.
La polémica se repite con cada modificación del horario, dos veces al año. En Francia existe una asociación contra el cambio de hora, Ached, que insiste en que la medida perturba el ritmo biológico, el humor y la concentración, sobre todo, en niños y ancianos. La consecuencia que destaca es el aumento de número de accidentes en carretera, a causa de la falta de atención por el déficit de sueño.
Esa misma denuncia hace en España Ecologistas en acción, radicalmente opuesta a cambiar los relojes. Además de considerar que se trata de una agresión al organismo humano, citan datos de Red Eléctrica Española, según los cuales, el ahorro en el consumo eléctrico estaría entre el 0,1 y el 0,5%, coincidiendo con otro estudio holandés, Research voor Beleid, de 1998. La organización ecologista apuesta por medidas continuas y programas preventivos: «cambiar de hora no produce ahorro neto económico o energético, pero sí distrae de políticas serias de ahorro. Es hora de dejar seguir su propio ritmo a nuestro organismo y empezar a desarrollar políticas serias que frenen el derroche energético».
Una visión más, la de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios en España( ARHOE). Entienden que el retraso de los relojes es una medida ineficaz si no se acompaña de otras que racionalicen los horarios laborales.
Sin embargo, la novena directiva europea, que hacía permanente el cambio de horario, decía estar avalada por un estudio encargado por la Comisión europea y el Parlamento en 1999 ,que demostraba su valor, no sólo sobre el ahorro, sino sobre otros sectores como el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo, los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio.
En España, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) calcula que el cambio de horario representa un ahorro del 5% del gasto en iluminación, es decir, unos 300 millones de euros. De esa cantidad, 90 millones corresponden a los hogares, unos 6 euros por vivienda.
No hay estudios concretos sobre la utilidad de la medida en toda Europa, sólo datos parciales. Por ejemplo la Agencia francesa de Medio Ambiente calcula que con el cambio de hora se evita la emisión de 44.000 toneladas de CO2 en el país. Al contrario, el británico Instituto de Estudios Políticos ha elaborado un informe que supuestamente demuestra las ventajas para Escocia de tener un horario estable similar al vigente en Europa Central.
La polémica se repite con cada modificación del horario, dos veces al año. En Francia existe una asociación contra el cambio de hora, Ached, que insiste en que la medida perturba el ritmo biológico, el humor y la concentración, sobre todo, en niños y ancianos. La consecuencia que destaca es el aumento de número de accidentes en carretera, a causa de la falta de atención por el déficit de sueño.
Esa misma denuncia hace en España Ecologistas en acción, radicalmente opuesta a cambiar los relojes. Además de considerar que se trata de una agresión al organismo humano, citan datos de Red Eléctrica Española, según los cuales, el ahorro en el consumo eléctrico estaría entre el 0,1 y el 0,5%, coincidiendo con otro estudio holandés, Research voor Beleid, de 1998. La organización ecologista apuesta por medidas continuas y programas preventivos: «cambiar de hora no produce ahorro neto económico o energético, pero sí distrae de políticas serias de ahorro. Es hora de dejar seguir su propio ritmo a nuestro organismo y empezar a desarrollar políticas serias que frenen el derroche energético».
Una visión más, la de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios en España( ARHOE). Entienden que el retraso de los relojes es una medida ineficaz si no se acompaña de otras que racionalicen los horarios laborales.
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