NADA MÁS que el presidente del Banco Central Europeo advirtiese de la posibilidad de incrementar los tipos de interés en abril, ya vieron cómo se disparó el euribor sin esperar a ninguna confirmación. No sería lo mismo si fuese al revés, de eso pueden estar seguros, pero como estamos a merced de los avispados de turno, nada podemos hacer por evitar estos abusos, de la misma manera que suben los carburantes por los aumentos del barril de crudo y nunca descienden cuando lo hace la materia prima.
Por eso que ahora, aunque no se registre el alza del precio del dinero, el euribor no retrocederá; es más, si se produce la escalada, forzarán otra vuelta de tuerca en ese momento, aprovechando doblemente la coyuntura. Aun tratándose de un entramado tan complejo, en el que inciden diversos condicionantes e intereses, no se entiende como quienes rigen la economía no frenan tanta iniquidad viendo las consecuencias negativas que ello comporta. Está el mercado y la vida misma como para lidiar tan convulsas repercusiones. Los primeros en padecerlo serán los hipotecados, pero como todo está interrelacionado, para bien o para mal, al final seremos todos los afectados.
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