Para que volviera a funcionar fue necesario cambiar tres piezas que componen el áncora de escape, que estaban deterioradas.
Fachada barroca del Consistorio de Lugo, con la torre y el reloj |
El arreglo se complicó porque la empresa que lo fabricó empleaba un mecanismo de escape, denominado escape de gravedad, que está dotado de un péndulo muy largo y estrecho, poco frecuente.
Dos relojeros trabajaron en la colocación de las nuevas piezas y en el ajuste del reloj, hasta que consiguieron que volviera a funcionar.
La historia del reloj se remonta a un acuerdo de la corporación municipal del 1 de enero de 1865, cuando se recogía la necesidad de contar con un reloj en la torre del ayuntamiento, al observar que el de la catedral casi siempre daba la hora adelantada.
Años después, en 1871, se cumplió el deseo de la corporación, pese a que el reloj tenía inicialmente como destino la catedral de Málaga, pero allí el lugar que le habían preparado se quedaba pequeño.
El Consistorio preside la hermosa plaza Mayor, en donde también se erigen el Círculo de las Artes y el convento de San Francisco. El recinto fue espacio medieval donde se celebraba el mercado, dentro del casco histórico que rodea la muralla romana, Patrimonio de la Humanidad. Aún se conservan de la antigua plaza algunas de sus casas de 2 o 3 alturas y soportales en las plantas bajas y el quiosco de la música. En 1914 se quitó la fuente que presidía la plaza para construir jardines. En su parte baja estaba poblada de nobles negrillos, que fue preciso talar debido a una epidemia irreversible, quedando actualmente mucho más despejada, con algunos árboles de menor tamaño. También desaparecieron cuatro leones de bronce de la real fábrica de Sargadelos, cuyas reproducciones están ahora en una fuente de la ciudad.