Si al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo le parece excesivo que la Justicia española condene a Otegi a un año de cárcel por afirmar que el Rey es el jefe de los torturadores, más lo parece que se multe al Estado con 23.000 euros por ello. Por lo que deja entreverse, la democracia ampara al líder batasuno para decir lo que le pete sobre el jefe del Estado, injuriándolo con acusaciones para las que no necesita pruebas. En cualquier caso, y sin tener que entrar en disquisiciones jurídicas, con argumentos a favor o en contra de ambas tesis, lo que sigue percibiéndose por ahí fuera, incluso en algo tan serio como un tribunal encargado de velar por los derechos humanos, es que los terroristas vascos más que delincuentes son incomprendidos luchadores por la liberad y la independencia de su país, y matar por ello no es asesinar sino un gesto reivindicativo ajustado. Se trata, según se deduce, de redentores y no de delincuentes que liquidan a inocentes. Como si la libertad de expresión fuese compatible con andar pegando tiros.
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Hace 48 minutos
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