Juicio a la Campanario: folcloradas que desvirtúan asuntos serios

MÁS QUE un juicio ejemplarizante, tendente a disuadir a golfos irredentos, el que se sigue contra el clan que, mediáticamente, encabeza María José Campanario, por fraude a la Seguridad Social, es un show que contribuye más a distraer que a disuadir a tramposos para que dejen de meter mano en la caja. Lo cierto es que éste es un proceso que debiera de abordarse con la mayor dureza y seriedad posible y no frivolizándolo, con más propósito de alimentar la voracidad telebasurera que dilucidar responsabilidades, en un país en el que muchos de sus problemas se diluyen entre ruidos bullangueros y ligerezas instituidas, soslayando cuestiones de fondo. Así es difícil exterminar a tanto pillo obseso por sablear al prójimo exprimiendo la teta de un sistema que es incapaz de controlar como debiera sus malas artes. Mal se consigue evitarlo con espectáculos que predisponen a desviar la atención de lo esencial para fijarla en lo extrínseco, sino que más bien se sostienen folcloradas que producen náuseas.