Las suaves críticas que viene recibiendo Obama por matar a Bin Laden son inversamente proporcionales al aumento de la popularidad que fue dejando por el camino, lo cual tampoco es extraño en un país demócrata (a su manera, si se quiere) que respalda la pena de muerte. Pero en cualquier caso, la contestación externa por cargarse al líder de Al Qaeda, previa tortura a chivatos, sin más argumentos que el de la venganza, como si los tribunales fuesen floreros, es mucho menor que la que recibiría George Bush si en su momento hubiese hecho lo mismo, tal es el sectarismo enfermizo de quienes manejan pancartas y megáfonos, mirando para otro lado cuando no interesa. Todos podemos coincidir en que Bin Laden era un ser repulsivo y despreciable que hizo mucho daño, pero aun así le asistía el derecho de ser juzgado como cualquier otro criminal; por eso mal se justifica el terrorismo de Estado con el alegato de que él se lo ha buscado, invocado por ZP. "No le reconozco", como bien le espetó Gaspar Llamazares.
La Fiscalía pide 20 años para Dominique Pélicot, la pena máxima
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La fiscal del Tribunal de Apelación de Aviñón, donde este proceso se inició
en septiembre, describió el comportamiento del principal acusado: perverso,
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Hace 27 minutos
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