Salvo para cuatro puristas, que valoran por encima de todo los esquemas del juego, el fútbol carecería de interés si fuese un espectáculo circunscrito sólo a lo que acontece en el terreno de juego y no a todo lo que le rodea. La liga sería un bostezo de no ser por sus ingredientes colaterales, desde el forofo que se transmuta en la grada, el árbitro que incita al jaleo y el entrenador que alienta el escándalo, más que por la genialidad de éste o aquél jugador. ¿Qué sería el campeonato, resuelto desde hace varias jornadas, sin las excentricidades, por ejemplo, del estrafalario Mourinho? Un ostracismo. Por eso, con independencia de sus cualidades como estratega del sistema, que casi nadie discute, el portugués es un mal (o un bien, dependiendo de quienes lo valoren) necesario para sostener el tinglado. Es un provocador con un esquema muy bien diseñado que disfruta haciéndolo y que además divierte o cabrea a quienes entran al trapo de sus extravagancias. Un primer actor que se maneja los tiempos como quiere, y eso cotiza.
La Fiscalía pide 20 años para Dominique Pélicot, la pena máxima
-
La fiscal del Tribunal de Apelación de Aviñón, donde este proceso se inició
en septiembre, describió el comportamiento del principal acusado: perverso,
nar...
Hace 31 minutos
2 comentarios:
Estoy de acuerdo, Manuel, Mourinho es «un mal» (en mi opinión) aunque no sé si realmente «necesario», o solo fruto de la elección florentina para responder a una contingencia (la paupérrima situación deportiva del RM) vuelta necesaria por las circunstancias (la necesidad inaplazable que el club blanco tiene de desbancar a su eterno rival). Lo que quizás, y a fin de cuentas, venga a ser lo mismo. Y algo que también puede ser entendido como "bien", desde la perspectiva de quien en esa propuesta vea una solución (o un mal menor, como les pasa actualmente a muchos "madridistas moderados", si es que tal expresión no es un oxímoron).
Estoy igualmente de acuerdo con lo que apuntas o sugieres sobre la espectacularización como cualidad íntrinseca del fútbol tal como hoy se concibe y, sobre todo, se vende. Una mezcla de deporte y espectáculo que, como tal, exige similares dosis de habilidad deportiva y capacidad de asombro (o diversión). Un pasatiempo hecho de músculo, inteligencia, pasión y morbo. Ingredientes que, según los estilos, se mezclan en diversas proporciones. Un saludo.
Pues este el motivo de que yo abandonase la asistencia al campo de fútbol. Es cualquier cosa menos deporte. Saludos
Publicar un comentario