Es verdad que algunos conductores sienten un insaciable apego por la velocidad, como también lo es que la mayoría sabe contenerse, aunque sólo sea por evitar una sanción. No puede decirse lo mismo de determinados altos mandos de Tráfico, empezando por el propio director general, sorprendido en su día muy por encima del límite, abusando de la implícita autobula del cargo, como hizo también el jefe del operativo en Soria, al que el radar cazó a 207 kilómetros a la hora. De esto último hace más de un año y, por ser quien es, no fue denunciado hasta ahora, y pretende minimizar el desliz atribuyéndolo a un guardia civil que conducía el coche oficial, lo cual todavía es más grave; si como capitán le obligó al exceso, malo, y si se lo permitió, aún peor. Sin embargo lo más preocupante es la constatación de que siguen vigentes posos y abusos heredados de otra época, sin que nadie los ataje con rigor. ¿Cómo se pueden imponer a los demás normas que no respetan quienes están obligados a dar ejemplo?
La Fiscalía pide 20 años para Dominique Pélicot, la pena máxima
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La fiscal del Tribunal de Apelación de Aviñón, donde este proceso se inició
en septiembre, describió el comportamiento del principal acusado: perverso,
nar...
Hace 27 minutos
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