Sin obviar que las encuestas son lo que son y que las urnas corrigen con frecuencia falsas expectativas y acallan euforias, los sondeos son un referente que tampoco se puede despreciar. Por eso las últimas previsiones sobre lo que puede ocurrir en Valencia invitan a dos reflexiones. O los trajes de Camps son un factor forzado y artificioso que los socialistas utilizan para desacreditar al candidato/presidente con mayor rebumbio de lo que perciben los electores, o por el contrario cabe preguntarse cómo es de fulera la apuesta para contrarrestarle; en cualquier caso, el pretendido desgaste no parece calar en el elector; surte por lo que se deduce el efecto inverso, dando oxígeno al aspirante popular que aumenta (cinco escaños) su potencial ventaja, cuando debiera ser lo contrario de ser sólidos los argumentos utilizados para denunciar las supuestas corruptelas que pesan sobre él. Desde fuera se entiende mal, pero lo único axiomático es que los valencianos (están allí y deciden) tienen otra percepción, que es soberana, guste o no.
La Fiscalía pide 20 años para Dominique Pélicot, la pena máxima
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La fiscal del Tribunal de Apelación de Aviñón, donde este proceso se inició
en septiembre, describió el comportamiento del principal acusado: perverso,
nar...
Hace 51 minutos
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