Un placer, amigos

Es un honor para mi el que visites mi página y espero que descubras algo que pueda interesarte. Además de reproducir los breves artículos de opinión que en días alternos publico en el diario El Progreso de Lugo, sobre variados temas del día a día, también procuro insertar pinceladas de actualidad, de contenido histórico (no al uso) o costumbrista para hacer más amenos los textos, viajes..., aparte de incluir algunos enlaces que pueden ser útiles en determinados momentos. También os invito a seguirme. Un saludo cordial desde la romana y amurallada ciudad de Lugo, la Lucus Augusti, en España.

miércoles, 26 de enero de 2011

En cuarenta años no logramos saber quién quema el monte ni por qué


CUANDO el monte se quema, algo suyo se quema, rezaba el pegadizo eslogan de los setenta, pero pasaron cuarenta años y seguimos igual…de mal. También se preguntaban entonces quién quema el monte, y seguimos sin saberlo. Es decir, que nada se avanzó en soluciones ni en concienciar a la gente para que no destruya lo que es suyo. Cuesta creer que el pasado año tres de cada cuatro siniestros en Galicia fueron intencionados, y lo peor es que no sabemos quiénes fueron los pirómanos ni tampoco por qué lo hicieron. Es un misterio sobre el que hay diferentes teorías, pero ninguna de ellas sirve para aclararlo y mucho menos para disuadir a los que siguen prendiendo la mecha. Se contabilizaron 3.876 fuegos forestales, arrasando casi quince mil hectáreas, que se dice pronto. ¿Cuántos de los 119 detenidos llegarán a ser juzgados y condenados? Casi ninguno, porque o se cachan con el mechero en la mano o es casi imposible probarlo. Y los culpables no pagarán en proporción al daño causado. ¿Por qué no se endurecen las penas?

2 comentarios:

Felipe Tajafuerte dijo...

A veces desearíamos que las penas fueran tales que hicieran retraerse a los pirómanos y que los que son capturados y condenados paguen por el resto, pero esto tampoco sería justo.
Difícil tesitura y con visos de mala solución.
Saludos

Francisco Espada dijo...

Al margen de locos pirómanos, que los habrá siempre, debe haber oscuros intereses que, como dices, nunca quedan al descubierto. Para mí la solución debe venir por la educación, aunque esta es tan lenta como lento es el crecimiento del bosque.

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