Víctimas del embrollo

VÍCTIMAS, lo que se dice víctimas lo somos todos, aunque sólo sea por el esperpéntico espectáculo que trasciende, pero los principales perjudicados por el escándalo de la retirada fraudulenta de multas en la Policía Local lo son, sin duda, los agentes no implicados, los más, víctimas del desprestigio que salpica su profesionalidad, proyectado no sólo por esa quincena de colegas sospechosos de la corruptela, sino también por sus cómplices, inductores y demás elementos que, por acción u omisión son también responsables. Y lo son igualmente quienes pagaron (y pagan) religiosamente sus multas, no siempre justas, conscientes de su cara de gilipuertas por razones obvias, viendo como otros infractores las sorteaban a la torera. Hasta el momento, lo único claro es que a esta situación se llega como consecuencia de las que ya arrastraba este colectivo, sin dirección y a la deriva desde hace mucho tiempo, por la incompetencia de unos y la irresponsabilidad de otros.

(El Progreso, 29/6/09)