El padre Silva, rodeado de algunos de sus muchachos |
El padre Silva acaba de morir, en silencio. Deja como legado una importante labor social y de compromiso con los defavorecidos, más que religiosa, que también. Era un hombre audaz y por eso fundó en Ourense la ya famosa Ciudad de los Muchachos, de Benposta, enclave próximo a la ciudad de las Burgas.
Su labor no fue siempre ni correspondida ni entendida y no faltaron quienes trataron de zancadillearlo, pero pese a los obstáculos su proyecto fue entonces imparable y se extendió por diversos lugares del mundo.
Benposta surgió en 1956 como una ciudad utópica para canalizar las inquietudes de los jóvenes ourensanos descontentos con el ambiente del Ourense de la dictadura. Con el objetivo de educar y formar a los más desfavorecidos, en las instalaciones de Seixalbo se educó a niños de todo el mundo (más de 50.000 pasaron por estas dependencias), en Benposta la actividad se regía por un funcionamiento democrático, como una república independiente en tiempos de Franco, que contaba con su propio alcalde, su parlamento para tomar las decisiones concernientes a la ciudad y su propia moneda. En 1963 nacía un proyecto único en su género: una escuela de artes acrobáticas y del circo en la que participaron niños de todas las edades y de la que surgió el Circo de los Muchachos, donde formaron muchos de los artistas circenses que hoy trabajan por medio mundo.
Benposta cerraba sus instalaciones en el año 2003 por su precaria situación económica y por los problemas derivados del desencuentro con la Xunta, que quería construir en el lugar un nuevo campo de fútbol para Ourense en terrenos que en su día había adquirido al padre Silva.
Jesús César Silva ha fallecido a los 77 años por un derrame cerebral que le tenía «como en una campana de cristal, sin poder hablar ni caminar, pero con toda la inteligencia», por lo que «por fin descansa», ha afirmado un familiar.
Lo entrevisté en los primeros años setenta y guardo un grato recuerdo, porque era un hombre íntegro, comprometido y alejado de muchos de los corsés que entonces ataban a los ciudadanos.
2 comentarios:
Conocí al padre Silva hace unos 30 años; fue entonces cuando descubrí su obra y su apuesta por los desfavorecidos, y la inercia de sacarlos descubriendo y potenciando sus facultades. Es cierto, no fue comprendido por todos, pero el Maestro lo sentará sin dudas a su derecha por haber proclamado su evangelio haciéndolo vida. ¡Descanse en paz!
Descanse en paz tan relevante persona. Un saludo
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