Manuel Martínez |
Por mucho que pretendan enmascararlo, la Diputación de Lugo más que un organismo al
servicio de la provincia es como una casa de los líos al provecho de unos
señores (y señoras) que la utilizan para dirimir sus intereses, fobias y
venganzas. No pasaría nada si desapareciese, pero como no desaparece la costeamos
y soportamos sin otra escapatoria que la del navajazo va, navajazo viene. El
alcalde de Becerreá, muy firme (?) es su postura inicial de no claudicar a los
caprichos del BNG, sale chamuscado y humillado al negársele el compromiso de
ser incluido en el gobierno, en contra del deseo (aparente) del propio
presidente y asumido por los nacionalistas locales. Pero Vence impuso su
criterio, aunque sea solo en parte. ¿Cómo se entiende que un imputado, como es
el alcalde de Pol, sí forme parte? ¿Es de otra galaxia que Martínez? Ello retrata
la 'seriedad' del Bloque respecto a lo aplicado en otras diputaciones. Con
tantas estocadas, dimes, diretes y sainetes, a la corporación provincial le
quedan cuatro años de bamboleo e incertidumbre donde los únicos beneficiados son
quienes blindaron la sustanciosa bicoca. Ese fue el cambio.