Salvando
las distancias, sea solo por diferencia de ocupación, viene a ser lo mismo que
si un agricultor con ínfulas renovadoras arroja el 'sacho' alegando agotamiento
antes de recoger su primera cosecha de patatas. Pablo Iglesias no para de
quejarse de cansancio, se supone que físico y mental, lo cual compromete su
futuro y el de Podemos. Si como quien dice antes de empezar desfallece, qué puede
ocurrir si algún día alcanza ataduras de poder, lo que parece cada vez menos
probable. Pero los más suspicaces, o sin ser tan maliciosos, no le creen y
consideran que su fatiga no es más que una pose para encubrir su desaliento
ideológico e imaginativo, viendo que sus teorías irrealizables se diluyen y las
propuestas reales ni dan votos ni se le ocurren. Malo, muy malo que un político
con aspiraciones aparentes se deje arrastrar
por la extenuación, aunque sea simulada, porque corre el riesgo de
contagiar a los suyos y a quienes le apoyan, no siempre comprensivos con las
flaquezas y debilidades del líder. Y como cada cual va a lo suyo, pronto
dejarán de hacerle arrumacos, mirando al potencial sucesor, si es que alguien
espera en la parrilla de salida.
Martín Garzo
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*Ignacio Ruiz Quintano*
*Abc Cultural*
A tal culto, tal cultura. Estoy mirando a toda esa intelectualidad que
piensa lo mismo que el inquilino de La ...
Hace 3 horas