Miguel Montes Neiro, víctima de la desigualdad carcelaria

Miguel Montes Neiro

Lo difícil que es meter a algunos en prisión y la facilidad con la que otros salen no se corresponde con los inconvenientes que para dejar el trullo se anteponen al recluso más antiguo de los penales españoles, no implicado en delitos de sangre. Y eso que Miguel Montes Neiro fue indultado parcialmente por el Gobierno, al considerar quizá que no conduce a nada mantenerle entre rejas, pero la Audiencia de Granada se declara incompetente por segunda vez para computar los días que pasó en situación preventiva, como si ello no fuese privación de libertad, y deja la patata al juzgado de vigilancia penitenciaria para que sea quien decida. El clásico peloteo, y el afectado, que debería ya estar en la calle desde mediados del pasado diciembre sigue en la trena por cuestiones burocráticas, con lo sencillo que debiera ser resolver la cuestión, una vez que incluso el Supremo falló favorablemente de forma parcial, tras el recurso que planteó el letrado del reo. Pero en realidad lo que subyace, más que una cuestión burocrática, es la desigualdad funcional, según de quien se trate.