Lo más lógico es que la Guardia Civil esté contrariada y las víctimas muy cabreadas. El que un juez de Ourense liberase, tras una larga y laboriosa detención, a los ocho componentes de una banda de forajidos, integrados en el mismo clan familiar, no es para echar cohetes. Evidencia lo desprotegidos que estamos. No importa que la ley asista al magistrado, porque seguramente lo que falla es la propia ley, pero así y todo se trata de un episodio que crea alarma social, que en este caso debiera permitir al magistrado encerrarlos; de hecho el fiscal solicitó prisión para cuatro de ellos y no se le hizo caso. Ténganse en cuenta que son los presuntos autores de setenta y seis robos con fuerza en las provincias de Lugo y Ourense, especializados en la sustracción de cobre y maquinaria de todo tipo. Los agentes trabajaron en la denominada 'operación soplete' desde mayo del pasado año, para ver como los chorizos entraban por una puerta y salían por otra, lo cual les permitirá seguir su actividad como si nada pasara. ¿Para qué está la Justicia?
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