Desde siempre sentí admiración por Enrique Meneses, el gran reportero que acaba de morir, por su profesionalidad y por su tremenda capacidad de conseguir grandes exclusivas, como la de obtenida en Sierra Maestra con Fidel Castro. Fue el primero en fotografiar al que sería y aún es líder cubano. Gervasio Sánchez, otro gran reportero, publica una interesante semblanza de Meneses en su blog, que por su interés reproduzco.
Enrique Meneses ha muerto
Posted on 7 enero 2013 by Gervasio Sánchez
Enrique Meneses, con Fidel Castro y su hermano Raúl en Sierra Maestra |
Aunque
sabía que la muerte perseguía a Enrique Meneses pensaba que la
esquivaría una vez más como ha hecho tantas veces en los últimos años.
Pero la fortaleza humana tiene un límite aunque este gran caballero del
periodismo ha luchado hasta su último suspiro
Le
visité en su casa hace dos semanas. Le abracé y le besé durante un
largo minuto. Hablamos durante casi dos horas. De periodismo, de
fotografía, de la vida. Me sorprendió su entereza porque sabía que tenía
los días contados. Me enseñó la maqueta de su gran libro fotográfico
que no ha podido ver publicado. Me despedí acariciándole la mano
consciente de que seguramente sería la última vez que lo vería vivo.
En
las conversaciones telefónicas recientes transmitía un gran cansancio
como si todo dependiera de un hilillo, pero nunca se olvidaba de mandar
besos para la familia. Me han contado que no dejó de hablar de
periodismo hasta que cerró sus ojos para siempre.
Me
gustaría contarles su historia. Ustedes mismos se darán cuenta por qué
admiro a este gran hombre, por qué hay que admirarlo y seguir
aprendiendo de sus escritos, de sus libros, de sus fotografías, de sus
permanentes lecciones. Cuando se escriba la verdadera historia del
periodismo español (en la que espero que no estén los escribas del
poder), Enrique Meneses ocupará un lugar privilegiado.
Hace
83 años, su nacimiento coincidió con el crack de 1929. Hace más de 65
años, el 28 de agosto de 1947, cubrió la muerte de Manolete con apenas
17 años y cobró 150 pesetas por este primer reportaje aunque gastó tres
veces más en la carrera del taxi que le llevó de Madrid hasta la ciudad
andaluza.
Hace 60 años atravesó toda
África de El Cairo a El Cabo en busca de una belleza nilótica que había
visto en una revista. Hace 57 años cubrió magistralmente la guerra del
Canal de Suez en la que murieron varios ilustres periodistas y
fotógrafos como Jean Roy y David Seymour, uno de los fundadores de de la
agencia Magnum. Hace 55 años, en diciembre de 1957, se encontró con
Fidel Castro y Che Guevara en Sierra Maestra.
Sus
reportajes en Paris Match sobre aquellos revolucionarios barbudos son
parte de la historia del periodismo. Parece que hablamos de prehistoria
y, sin embargo, qué reportajes más modernos y frescos que derriban la
falacia actual de que la inmediatez es más importante que la reflexión.
Si
yo fuera un prohombre dela Televisióniniciaría mi primera emisión con
la mejor entrevista posible: Meneses y Castro, frente a frente en la
actualidad, recordando aquellos años y pasando revista a más de
cincuenta años de historia. Saltarían chispas, pero sería inolvidable.
Hace
más de 50 años llegó a Nueva York coincidiendo con la crisis de los
misiles en Cuba, fue testigo de la marcha dela Libertadque lideró Martin
Luther King y fotografió el acto de inscripción de la primera
estudiante negra en una universidad estadounidense.
Hace
46 años dirigió la revista Cosmópolis acompañado por las mejores plumas
de la época. Hace 40 años formó parte del equipo de Los Reporteros, un
clásico de la historia de la televisión.
Hace
casi 20 años llegó a Sarajevo en pleno cerco salvaje. Allí lo conocí.
Tenía la edad de mi padre y seguía yendo a las guerras porque amaba el
periodismo como el primer día. Me impresionó verle subir las escaleras
del hotel Holiday Inn (el ascensor nunca funcionaba) a pesar de sus
dificultades respiratorias. Me reí mucho cuando me contó que había
engañado a su familia diciéndole que se había ido a un safari a Kenia.
Cuando
hace 12 años empecé a dirigir anualmente un Seminario de Fotografía y
Periodismo en Albarracín (Teruel) el primer ponente fue Enrique Meneses.
Un sábado a primera hora se dirigió a 150 personas que no le conocían
de nada. Estuvo una hora y media contando historias periodísticas con
esa majestuosa capacidad narrativa que sólo los privilegiados derrochan.
Para muchos fue un inolvidable descubrimiento y se lo agradecieron con
un aplauso eterno. Porque Enrique absorbía a los que lo escuchaban,
tenía el don de la palabra y manejaba el lenguaje como pocos.
Sus
reportajes en Paris Match ayudaron a salvar a Abu Simbel, los
impresionantes templos del sur de Egipto. Entrevistó a Abdel Krim a
quien su padre había combatido, a los reyes Faisal II de Arabia Saudita y
Huseín de Jordania, al Dalai Lama en seis ocasiones, conoció a Piccaso,
Dali y Luis Miguel Dominguín y fue testigo de la boda grecoespañola de
los actuales Reyes.
Su libro de
memorias “Hasta aquí hemos llegado” (publicado por Ediciones del Viento
en 2006) es, sin duda, el mejor que he leído en muchos años y debería
forma parte de los planes de estudios en la universidades y masters de
Periodismo.
El texto, escrito con
gran brillantez y un ritmo endiablado, penetra en un pozo de sabiduría
sin fondo que te atrapa hasta su última línea. Es un compendio de gran
periodismo.
Pero si hacemos una
encuesta entre los jóvenes estudiantes de periodismo será difícil
encontrar a alguien que sepa quién es Enrique Meneses. Si nos acercamos a
las redacciones, quizá algún veterano comentará: “¡Pero si se murió
hace años!”. Pues no: ha estado vivo, coleando y haciendo gran
periodismo, utilizando los últimos avances tecnológicos, hasta el final
de su vida.
Sorprende que apenas haya
recibido invitaciones para explicar su visión del periodismo puro
cuando es difícil encontrar a alguien que trasmitiese mejor sus
experiencias.
Enrique Meneses tampoco
ha tenido suerte en el frecuente reparto de premios. Deberíamos
preguntarnos por qué esta bendita profesión tantas veces exalta a los
periodistas mediocres y a los trinchados en la rueda del poder mediático
y olvida a los verdaderos pura sangre como Enrique Meneses.
Ojalá
su muerte sirva para recuperar la figura de uno de los periodistas
imprescindibles de nuestra historia. Querido Enrique, me alegro de que
por fin descanses en paz.
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