Dentro de una maceta, detrás de un cuadro, en el congelador o
el bote de las galletas... e incluso en un colchón con una caja fuerte
incorporada que ya fabrican. Todos son escondites para guardar los
ahorros en casa. Sin llegar a este último extremo (o sí, porque los
españoles cada vez tienen más miedo a un "corralito" como el chipriota, y
confían menos en sus sistemas bancario y financiero), el número de
ciudadanos que duda sobre si guardar su dinero en casa o en el banco
aumenta en tiempos de crisis. Ahora bien, ¿es una práctica legal? ¿Puede haber algún problema con Hacienda? Como se señala en el presente artículo, se puede tener en casa todo el dinero que se quiera, siempre que su procedencia sea legítima, por eso, conviene ser precavido y poder acreditar siempre el origen del efectivo.
¿Puedo guardar mi dinero en casa?
500, 1.000, 3.000, 6.000 euros...
No hay ningún impedimento legal para guardar fuera de un banco todo el efectivo que se desee y que se haya ganado de manera lícita. Cada uno puede disponer de su dinero como desee, y almacenarlo donde quiera.
Hacienda, sin embargo,
advierte del peligro fiscal de guardar el dinero en casa:
no tanto por sacar una cierta cantidad del banco, sino por cómo y
cuándo aparece de nuevo. Si una persona retira 20.000 euros de una
cuenta, y poco después ingresa la misma o similar cantidad, es creíble
que sea el mismo dinero. Pero si permanece más tiempo fuera del circuito
bancario, al aparecer de nuevo, la Administración puede dudar de su
procedencia y obligar a tributar sobre el mismo en el Impuesto sobre la
Renta, como una ganancia patrimonial no justificada. Obligaría a
tributarlo hasta un 52%, si no se consigue probar que se trata del mismo
dinero que se sacó.
En ese sentido se ha pronunciado la Dirección General de Tributos,
respecto a la realización de una retirada y de un posterior ingreso en
efectivo en una cuenta bancaria. Se indica que, en el ámbito fiscal, no
se tiene por qué creer que el dinero que un cliente saca de su banco en
un momento determinado es el mismo que se mete en la entidad después de
un periodo de tiempo medio o largo. Podría ser un premio, una herencia o
una ganancia que Hacienda desconoce y, sobre todo, por la que no se han pagado impuestos. Por este motivo, cualquier persona que ingresa dinero en una cuenta bancaria debe poder acreditar cómo lo ha obtenido.
Si se alega que esa cantidad es la misma que retiró, conviene que pueda demostrarlo.
Para la Administración, la carga de probar el origen del dinero metido en una cuenta la tiene el contribuyente.
Por ello, para evitar que se considere que lo reingresado supone una
ganancia patrimonial no justificada, hay que ser precavido.
Conviene, en los casos más extermos y tras retirar una importante cantidad de dinero, acudir a un notario.
Suficiente control de Hacienda
Sin embargo, según señalan algunos expertos, en realidad no es tan
complicado demostrar que el dinero es legal. Cuando se retiran más de
3.000 euros en metálico de una cuenta,
se debe indicar al cajero de la oficina para qué se desea. Así, se puede guardar con plena libertad en casa, en una caja de seguridad o donde estime oportuno el ahorrador.
Otra cuestión es que haya mejores opciones que tenerlo en casa "a cal
y canto", como invertirlo en un "valor seguro". En todo caso, eso sí,
es recomendable guardar todos los recibos de reintegro o de compra.
Además, no hay que ser ingenuo:
Hacienda sabe siempre quien gasta más de lo que gana.
Tiene múltiples medios para ello: pagos por cheque, ingresos de más de
3.000 euros, uso de una Visa Oro, abono de facturas de más de 3.000
euros donde figure el NIF... Casi siempre se sospecha cuando la
operación es de cierto importe, en general superior a 3.000 euros.
En caso de que la Administración localice un gasto superior a los ingresos declarados,
llama
y sanciona al contribuyente por el importe que supone no declarado con
su impuesto correspondiente, intereses de demora y multa.