Tanto enraizó la sopa boba de las subvenciones que casi ninguno de los potenciales
agracidos se resignan a perder el pastel, como si fuese un derecho adquirido.
Califican incluso de antidemócratas a los dadores que osan negárselas por
razones de austeridad y a todo aquél que ose elogiar el recorte. El pataleo de
no hace tanto por las ayudas a las consumiciones de los diputados en el
Congreso, que cuestan al erario casi un millón de euros, no sirvió para nada;
ahí siguen. Como nadie impedirá que RTVE, con pérdidas de 112 millones el
pasado año, gaste en este ejercicio 21,5 en sufragar el servicio de comidas de
la corporación. Lo agradecerán, claro, los trabajadores del ente, pero el mismo
derecho asiste a otros que no tienen la suerte de pertenecer a la plantilla y,
sobre todo, quienes carecen de ocupación. Los salarios de los que trabajan en
la televisión pública son con seguridad más sustanciosos que los de la mayoría
de los currantes, y aun así gozan de una propina que pagamos todos, por
imposición.
LA OCUPACIÓN MILITAR DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (y 2)
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*Luis Britto García *
La extrema gravedad de la ocupación militar de Nuestra América se
comprende si se tiene en cuenta que los países invasores ...
Hace 5 horas
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