Por no decir casi siempre, con excesiva frecuencia las resoluciones judiciales no se corresponden con la racionalidad, de igual manera que las leyes tampoco suelen coincidir con el sentido común, y más en la forma de ser interpretadas. Lo menos que debería haber y no hay es proporcionalidad, respecto a la gravedad del delito, a la hora de articular castigos. Si por el robo en un taller de costura de cinco euros, algunos céntimos y 61 pesetas (todo recuperado por la Policía casi al momento) condenan a un lucense a cuatro meses de cárcel, y que serían con probabilidad nueve (petición del fiscal) de no haber conformidad, a quienes trincan millones y más millones habría que ponerlos ante el paredón, y se está viendo (casi todos los días) que no es así. Ni mucho menos. Habrá los argumentos y consideraciones jurídicas que se quiera para fundamentarlo, pero a ojos del ciudadano nunca podrá justificarse la desproporción, que, ¡oh casualidad!, siempre golpea en el lado más débil.
CAIGA QUIEN CAIGA (y 2)
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*LUIS BRITTO GARCÍA *
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Conmoción causan las cifras estimadas de los principales casos de
corrupción administrativa de este siglo; mayor estupor prov...
Hace 1 hora
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