Si alguien se ocupase de reunir un dosier con los errores judiciales (
policiales también) de la Justicia, el asombro sería mayúsculo. Les supongo al
tanto del caso del madrileño José Antonio Valdivielso, que pasó nueve años
enchironado, hasta que el Supremo anuló la condena de trece por dos atracos y
una tentativa de homicidio que no cometió.
Pero tanto o más que sorprenderse
por la ligereza del tribunal que dictaminó, utilizando indicios o pruebas
inexistentes, parece imposible que se tardase tanto tiempo en zanjarse el oprobio.
Otra gran preocupación es la facilidad con que se cuelan las denuncias falsas
por violencia de género. Un hombre de Viveiro, en Lugo, permaneció cuatro meses preso tras ser
denunciado por violación, al darse por buena la versión de la víctima (?) hasta
que el fiscal detectó el engaño, retirando la acusación y solicitando dos años
de cárcel para la denunciante, durante el juicio oral.
¿Por qué prosperan
acusaciones sin ninguna consistencia? Alguien debería remediarlo. Y explicarlo.
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