LAS AGRIAS discusiones que se marcan los políticos a la hora de debatir cuestiones diversas, y que por razones partidistas casi nunca acaban en acuerdos, se reducen a la nada cuando de fijar privilegios propios se trata. Entonces sí hay consenso y desaparecen las diferencias, sean del color que sean. Con el lío de las pensiones sin resolver, pero con seguros recortes en lontananza para el común de los mortales, parlamentarios y senadores acaban de blindar una vez más las suyas sin el más mínimo sentido del pudor: con once años de mandato (35 o más para el populacho) percibirán la cuantía máxima; con más de siete años, el ochenta por ciento y si son diez, el noventa. Claro que aun siendo indecoroso, saben que lo que ellos hagan bien hecho está y si alguien se atreve a levantar la voz, que venga el maestro armero a resolverlo. No pasa nada, pese al agravio y al abuso, pocos se escandalizan y nadie protesta, y no esperen (¡por Dios!) que lo hagan los sindicatos, no vaya a ser que se les prive del condumio.
Qué es la vida sino una noche como esta bajo la dorada luna
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Tú y yo, nos observa la noche y su luna.
Me espabilas con tu placer mientras susurras amor.
Y nos observa la noche y su luna.
Llamo el día, pero tu dulzur...
Hace 4 horas
1 comentario:
En el tema económico de sus propios bolsillos es el único punto de encuentro. ¡Vergonzoso!
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