Imagen del Congreso de los Diputados |
Si es una promesa del PP para ser cumplida, bienvenida sea. Reducir 50 de los 350 escaños del Congreso es algo más que un gesto si el recorte se extiende también a senadores, concejales y parlamentarios autonómicos, y si contempla, además, la merma de políticos en la administración, ahora con cometidos que pueden desempeñar los funcionarios. Lástima que la Constitución no permita, dicen, una mayor poda en la Cámara Baja, pues en cualquier caso se queda corta si se parte de que un alto porcentaje de congresistas sestea con la rutina de sólo pulsar el botón en las votaciones, y ello no se resentiría al aplicarse la proporcionalidad, aunque también debería aprovecharse la ocasión para modificar la ley electoral que tanto castiga a las minorías por el alto precio que se les exige para obtener representación en la Cámara, comparado con los grandes partidos. Claro que esto último no interesa ni al PP ni al PSOE y lo demás son sólo intenciones difíciles de plasmar, no por otra razón esencial que lo que supone rebanar privilegios a una clase que los lleva en la sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario